Cómo ganar la batalla contra tus emociones
¡No me hables, es más ni me mires porque estoy en mis días!
Cuantas veces hemos escuchado a mujeres decir eso antes de o en los días cuando le llega esa amiga no muy agradable todos los meses. ¿Es más cuantas veces lo hemos dicho nosotras mismas? Ay no, yo por lo menos no me soporto a mi misma a veces, no quiero ni siquiera que la ropa me roce el cuerpo. ¡Ay las mujeres y nuestras luchas!, no es nada fácil. Pero a veces usamos nuestras hormonas o nuestras situaciones como excusa y dejamos que nuestras emociones nos controlen. A veces son cosas más serias, enfrentamos emociones mucho más fuertes, se nos rompe el corazón y el dolor parece inaguantable. Entonces, vamos día tras día controladas por nuestro corazón porque no sabemos como dejar de sentir lo que estamos sintiendo. Pero la voluntad de Dios no es que nos dejemos mandar por nuestras emociones. Y muchas lo sabemos. Sabemos que debemos ser controladas por el Espíritu Santo (Rom. 8:5-6) y no por nuestro corazón. Pero a la hora de la hora ni sabemos como hacer eso.
¿Cómo hago para que mis emociones no me gobiernen? ¡Ellas son mas fuertes que yo!
Unas de las razones que el Señor uso para motivarme a empezar este blog es para compartir cómo se vive esta vida cristiana de verdad verdad. O sea, cómo puedo poner en practica lo que leo en la biblia. Por mucho tiempo leía la biblia por la mañana, salía de mi cuarto y no sabía cómo aplicarla durante el día, sobre todo cuando se trataba de mis emociones. Pero el Señor me ha mostrado algunas cosas que puedo hacer para ganarle a mis sentimientos. No es que ya sea una experta, es una lucha de todos los días, a veces de todas las horas y de todos los minutos. Pero el Señor nos ha dado las armas para vencer al enemigo y también a nuestras emociones. Entonces, quiero compartir maneras practicas para ganar la batalla contra nuestras emociones y juntas con la ayuda de nuestro Cristo lo vamos a lograr.
No importa como te sientas lee la biblia. Dejame repetirlo de nuevo – no importa como te sientas lee la biblia. No importa lo triste que estés, lo enojada que estés, lo frustrada que estés – lee la biblia. Nuestra primera reacción es, “así no puedo leer la biblia, voy a esperar que se me pase esta rabia primero y después la leo”. Eso es si estamos enojadas. Si estamos pasando por un dolor profundo no la leemos porque el dolor no nos deja, tratamos de adormecer el dolor ignorándolo. No queremos enfrentarlo y pensamos que si leemos la biblia vamos a tener que mirar el dolor cara a cara y no estamos listas para eso. Si nos sentimos confundidas, o tenemos la cabeza aturdida como si estuviera llena de un montón de abejas tampoco la leemos porque “no, no puedo ni pensar, mucho menos leer”. Pero acuérdate que el enemigo engaña (Jn. 8:44) y el corazón también (Jer.17:9) – ¿cómo que engaña si lo que siento es real? La emoción es real pero la solución para el dolor, la rabia, la frustración, el sufrimiento está en Cristo, no lejos de Él. Su Palabra nos hace ver cosas que los sentimientos no nos dejan ver. Su voz, sus palabras, nos harán ver la verdad y transformarán nuestra manera de pensar. Ven a Cristo tal como te sientes, no te tienes que esconder, al fin y al cabo, Él lo sabe todo.
Tristemente la mayoría de nosotras nos dejamos controlar por nuestras emociones y dejamos que nos arrastren para donde ellas quieran. Vamos flotando en un mar de sentimientos como que si eso fuera normal, tú sabes parte de la vida. Pero no mi querida amiga, eso no es normal. Es muy común pero no es normal. Es normal, o sea es humano tener emociones, porque no somos robots. Pero no es normal dejarnos arrastrar por ellas. Tenemos que hacer un alto e identificar lo que estamos sintiendo. Hay que estar consciente de lo que estamos sintiendo y no simplemente aceptarlo como normal. Nosotras somo diferentes, le pertenecemos a Dios (1 Jn. 4:4), no somos de este mundo (Jn. 17:16), no reaccionamos como el mundo reacciona. Lo que es normal para el mundo no deberíamos aceptarlo como normal para nosotras.
Entonces tenemos que analizar nuestras emociones. ¿Este sentimiento viene de Dios? ¿Él quiere que yo me sienta así? ¿Y como puedo saber si las emociones que estoy sintiendo vienen de Dios o no? Regresamos al punto número uno – lee la biblia. Compara lo que sientes a la luz de la Palabra de Dios. Si el sentimiento que tienes no es conforme a la voluntad de Dios, rechazalo.
Por ejemplo, sientes que el Señor está lejos. Okay, examina ese sentimiento.
¿Por qué te sientes así? Porque estás pasando por un dolor muy grande, una situación muy difícil y parece que a Dios ni le importa. Rápido, ¿Dónde esta tu biblia? Buscala y lee Salmo 34:18: El Señor esta cerca de los que tienen quebrantado el corazón; Él rescata a los de espíritu destrozado. Entonces ese sentimiento que te dice que Dios está lejos está basado en una mentira, rechazalo. Sientes que Dios está lejos, pero en realidad según su Palabra que es verdad, Él esta cerca, muy cerca. El dolor es real pero no dejes que te engañe pensando que a Dios no le importa. Ya que sabes que el Señor está cerca dale tu dolor, pídele que te consuele, que te lleve en sus brazos y ten presente que cuando tú sufres Él también sufre (Isa.63:9).
Otro ejemplo, estás enojada y sientes que no te puedes controlar de la cólera que tienes.
Otra vez corre y busca tu biblia (no siempre tenemos la biblia a la mano por eso es importante memorizar versículos que nos ayuden en momentos de debilidad). Salmo 4:4 dice: No pequen al dejar que el enojo los controle. Y el capítulo 5 de Gálatas dice que debemos ser guiados por el Espíritu Santo para no dejarnos llevar por nuestra naturaleza pecaminosa la cual produce una cantidad de cosas incluyendo “hostilidad” y “arrebatos de furia” (v.20). Entonces ¿qué hago cuando me siento enojada? Empiezo a repetir estos versículos y empiezo a orar. Señor, Tu Palabra dice que no deje que el enojo me controle, pero siento que ya me controló o me está controlando, perdoname y ayudame porque sola no puedo. Siento que esta cólera es demasiado grande y no puedo controlarla, pero Tú, Guerrero Victorioso, eres más grande. Tu nunca pierdes una batalla, ven y conquista mis emociones y ponlas bajo tu control. Dependo de ti. Como el salmista clamo: Me resbalo, Señor (Sal. 94:18). Ayudame Señor, no permitas que caiga y me arrastre mi sentimiento de rabia. Que tu poder me sostenga. Tu venciste a la muerte y al pecado segurito que Tu puedes y quieres aplacar, vencer esta cólera que tengo. Llename de tu paz y me someto a tu poder.
Ya que has identificado tus sentimientos y los has comparado con lo que dice la biblia, cree la verdad de lo que Dios te ha dicho, no importa como te sientas.
Siento que Dios esta lejos, pero es mentira, Él esta cerca (Sal. 34:18).
Siento temor del futuro, pero me aferro a la promesa de que Dios cumplirá su propósito en mi (Sal.138:8). Él está en control. Mi vida está segura en sus manos.
Siento que Dios es malo, no es justo, no le importa mi dolor. Pero, la biblia me dice que Él es justo y en Él no existe maldad (Sal.92:15).
Siento que todo está perdido, pero la biblia me dice que Dios es un Dios que da vida a lo que está muerto (Eze. 37:1-14), hace cosas nuevas de la nada (Jn. 1:3-4), Él tiene un futuro y una esperanza para mí (Jer. 29:11).
Pelea contra tus sentimientos. Es una batalla constante, por lo menos para mí. Todos los días tengo que llevarle mis emociones al Señor y pedirle que Él tome control. Todos los días, a veces todos lo minutos, tengo que examinar lo que estoy pensando y no dejar que mi corazón me controle. Parezco loca, pero estoy hablándome a mi misma en mi mente – Corazón tu no te mandas, aquí manda Cristo o mentiroso, eso no es verdad, porque la Biblia dice…. Es una lucha constante, y a veces cansa. Pero no te des por vencida. Tal vez suena como si fuera mucho esfuerzo, mucho trabajo, y lo es, pero vale la pena. Y a de más el Señor está con nosotras, Él nos fortalece para que podamos pelear y vencer a nuestros enemigos: el diablo y nuestras emociones. A veces nos olvidamos que nosotras mismas, nuestra naturaleza caída, es una de nuestras peor enemigas. Debemos luchar contra ella con las armas que Dios nos ha dado y pedirle al Señor, “librame de mentirme a mi mismo” (Sal.119:29). O sea, no dejes me mis emociones me engañen, mas bien ayudame a luchar contra ellas con tu verdad.
Con Tu fuerza puedo aplastar a un ejército; con mi Dios puedo escalar cualquier muro.
Dios me arma de fuerza y entrena mis manos para la batalla. Me rescató de mis enemigos poderosos, de los que eran demasiado fuerte para mí.
Salmo 118:17,29,32,34.
¿Crees que tus emociones son demasiado fuertes para ti y que no puedes contra ellas? Encuentra ánimo para la batalla en el Salmo 18. Me encanta este Salmo, leelo por completo.
Al principio la batalla contra las emociones es muy difícil pero luego se hace un poco más fácil. No es que va a llegar el día que no lucharemos con nuestro corazón, porque vamos a ser por fin totalmente libres cuando lleguemos al cielo. Lo que quiero decir es que a medida que rendimos nuestras emociones al Señor y dejamos que Él tome control, nuestro espíritu se fortalece y nuestra naturaleza humana se debilita y vamos madurando en la fe. Y Hebreos dice que los que son maduros, a fuerza de práctica, están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo (5:14). ¡Hay esperanza! Entonces a medida que ponemos en práctica lo que la biblia nos dice, a medida que vamos luchando y avanzando vamos a ir madurando en la fe y estaremos capacitadas para distinguir entre nuestros sentimientos, los malos y los buenos.
Por último, pero para nada que menos importante, todo lo contrario – depende de Cristo. Vive día a día con Él, en Él y para Él. Muchas personas que dicen que son cristianas no viven con Dios, Él está cerca queriendo entrar e involucrarse en sus vidas, pero ellos lo ignoran. Leen la biblia en la mañana (si es que la leen), la cierran, y no piensan en Él hasta el día siguiente cuando vuelven hacer el devocional. Entonces durante el día viven bajo el control de sus emociones y sus pensamientos.
Incluye al Señor en tu día, medita en lo que Él te dice, deja que Él te consuele si estás triste. Invitalo a que interrumpa tus pensamientos y tome control de tus sentimientos. ¿Estás doblando la ropa? Habla con Él dile que te sientes vaciá, que te llene. ¿Estás lavando los platos o cocinando? Dile que te sientes sola, que te abrace. ¿Estás trabajando? Dile que te sientes cansada, sin propósito, que te fortalezca, que te anime, que te guie. No importa como te sientas, habla con Él, comparte con Él, Él es tu Novio, desea escucharte. Desea ayudarte. Desea consolarte. Desea controlar tus sentimientos para que puedas experimentar su paz, su descanso, fuerza, amor, esperanza, en fin de todas esas cosas buenas que no podemos disfrutrar lejos de Él
Sé que lidiar con nuestras emociones es muy difícil. Pero con toda confianza te digo no es imposible. Recientemente he pasado una situación muy dolorosa. Estaba embarazada, (wow se me hizo un nudo en la garganta) pero perdí a mi bebe. Fui a una cita medica y el doctor me dijo ya no hay latido de corazón, ya no hay vida, y días después lo perdí. Sentí que el corazón se me vacío después de haberlo tenido tan lleno. Es el segundo bebe que pierdo. Han sido días muy pero muy difíciles pero la Palabra del Señor ha sido mi fortaleza y mi esperanza. He tenido que luchar a cada rato con mis emociones. Hay veces que siento que me voy a entregar a la depresión o al desespero. Pero me acuerdo y le recuerdo a mi corazón las promesas del Señor, y aplico cada una de las cosas que te he compartido hoy. Luchar contra nuestros sentimientos no significa que no sentimos, que anestesiamos nuestras emociones. Para nada. Todo lo contrario, sentimos emociones reales, el dolor es real, la confusión es real, el sufrimiento es palpable, pero en medio de todo eso llevamos cada una de esas emociones a los pies de Cristo. Ellas son reales, pero Él también lo es y Él es superior a cada una de ellas.
¿Te atreves a entregarle tus emociones a Dios y permitir que Él sea el Rey, el Capitán de tu corazón?